Samantha Geimer, la víctima: su posición frente al conflicto y cómo se tomaron sus fundamentos

 



 La víctima, Samantha Geimer, describe la situación como “traumática desde el comienzo que mi mamá llamó a la policía, luego fuimos al hospital y después a la comisaria. Al día siguiente al ir a la Corte, donde esos hombres me preguntaban que paso exactamente. El interrogatorio fue de preguntas personales hasta preguntas sexuales, las cuales debía responder por si o por no. Todo muy acotado.

No se daba el nombre de menores involucrados en violaciones a la prensa. Al enterarse la prensa europea del nombre de la menor la persiguieron periodistas y cámaras por todos los lugares que transitara.

El derecho penal tutela los bienes jurídicos de todos los habitantes en la medida en que neutraliza la amenaza de los elementos del Estado de policía encerrados en el estado de derecho. El poder punitivo no tutela los bienes jurídicos de las victimas del delito. La victima debe soportar el resultado de un conflicto que queda sin solución. En este caso puntual, quedo sin resolución. Se vio a la victima totalmente desprotegida y sin ningún tipo de solución.

La persona perjudicada se enfrenta a un doble sufrimiento: el que pasa en el momento del abuso sexual y luego el que enfrenta en el juicio buscando justicia. Esto nos demuestra que la victima del delito, dentro del sistema penal, no ocupara un lugar central en la dinámica de su funcionamiento. Por eso, no estaba dentro de esa lógica que se le diera satisfacción a las consecuencias de orden personal sufridas por ella, a pesar de la comprobación del injusto y la concreción de consecuencias jurídicas respecto de su responsable penal.



Durante el desarrollo del juicio, el juez reprende a Polanski por aprovecharse de la víctima, aunque reconoce que “la adolescente parece mayor de lo que es” y “ya tiene experiencia sexual previa”.

En todo momento se juzga el rol de su madre, como ha dejado ir a una menor de 13 años a encontrase con una persona (Polanski) que le gusta estar con adolescentes.

Por último, Geimer asegura que “hubiera querido terminar con todo el caso, pero no se podía volver atrás, ya no estaba segura de lo que había sucedido ese día”.

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